Asegúrate de que el pelo está seco antes de empezar. Aplica un ligero velo de polvos de talco, o almidón de arroz como alternativa natural. Al absorber el exceso de humedad, facilita el deslizamiento de las hebras y es más eficaz.
Después de eso, ¡aprieta la piel! Puedes ayudarte con una mueca: empuja el labio superior hacia fuera con la lengua, así conseguirás la tensión adecuada en la zona a depilar.